Ante ésta crisis reciente en el gobierno y en donde se han dado a conocer grabaciones que involucran al mismísimo presidente Martín Vizcarra y su círculo más cercano, cabe preguntarnos hasta dónde llegan los tentáculos de la corrupción y ese afán de los gobernantes de turno de usar su situación privilegiada para favorecer en puestos laborales y otras gollerías a personas afines a ellos sin la más mínima evaluación y en tiempo record, quitándoles la oportunidad de acceder a esas mismas plazas a personas idóneas y con mayores y mejores pergaminos para ocupar dichos cargos públicos.
Los dos grandes flajelos que ha tenido y sigue teniendo el Perú son el Narcoterrorismo (Narcotráfico aliado a los remanentes del terrorismo) y la Corrupción enquistada por generaciones en todos los poderes del estado. Estos lastres con los que cargamos han impedido que el Perú pueda salir más rápido del subdesarrollo postrándonos a ese retraso social y mental del cual nos cuesta salir.
Éstas dos grandes cargas que llevamos, pueden degenerar y desembocar en hacer de nuestro país en un futuro no muy lejano y Dios quiera que no, en un estado fallido al más puro estilo de Líbano, Siria, Somalia o Yemen.
El panorama podría estallar, desde mi punto de vista personal en dos posibilidades opuestas una de la otra:
- La Primera: en una permisibilidad pasmosa y acostumbramiento de nuestra población, en donde se haga común y sea pan nuestro de todos los días, ver como los oportunistas de siempre se levantan en peso al país, donde las coimas, negociados, peculados y todo tipo delitos sea ya tan corriente, que solo atinemos a levantar los hombros o mirar al otro lado ante la impotencia de hacer algo, porque ya se nos hizo costumbre (roba pero hace obras), donde los grupos de poder tanto nacionales o extranjeros con influencias en los poderes del estado sean amos y señores de los recursos y riquezas que son patrimonio de todos los peruanos, favoreciéndose ellos mismos.
Ésta posibilidad es peligrosisíma pues podría favorecer el rebrote del terrorismo entre las clases mas olvidadas de nuestro país.
-La segunda: el hartazgo de la población y una explosión social al estilo chileno del 2019, cansada de ver los abusos, que salga a las calles a protestar (asusados inconscientemente como no, por agitadores políticos profesionales) a hacer sentir su enojo por la corrupción y favoritismos en el gobierno y en los poderes del estado hacia una élite privilegiada; forzando un cambio de actitud hacia un verdadero y legítimo derecho de sus ciudadanos, exígiendo cambios drásticos y reales en el comportamiento de nuestros gobernantes. Ésta explosión social que menciono, puede ser tomado como bandera por grupos políticos desacreditados, que estuvieron antes en el poder y que con una lavada de cara pretenden presentarse como una opción nueva de honestidad y honorabilidad a toda prueba. La otra opción es que aparezca un outsider al estilo Antauro Humala, con ideas retorcidas de lo que debe ser la gobernabilidad del país a punta de puñete y patadas, lo cuál sería peor que la situación actual que se está viviendo en nuestros días.
Es por esta razón que digo que el Perú estaría en camino de convertirse en un estado fallido, porque en cualquiera de las dos hipotesís planteadas, podría degenerar en una guerra civil entre grupos que quieran mantener el status quo y grupos dogmáticos e intransigentes que intentan tomar el poder a la fuerza.
Muy aparte de lo arriba explícado, el Perú es un país fracturado de muchas maneras, el choleo o serraneo como forma de desprecio y racismo, en un país dónde la mayoría es indígena y mestiza es un elemento a tomar en cuenta en ésta descomposición social; en donde unos no aceptan a otros como sus pares y en donde gente con los mismos rasgos, insultan a otros mostrándose superiores, simplemente por tener la piel ligeramente más clara o porque cuentan con unos cuantos centavos de más. Eso muestra de lo compleja que es la sociedad peruana.
Tenemos una democracia sumamente frágil dónde las instituciones del estado muestran lo carcomido que están desde su interior, dónde se ha hecho muy poco para limpiarla de la corrupción, dónde la todo poderosa banda de los cuellos blancos que estaba enquistada en el poder judicial seguramente ha sido reemplazada por otra mafia similar, dónde las sentecias duermen el sueño de los justos y justos pagan por pecadores pudriéndose en las cárceles sin dictaminarles sentencia. A todo ésto, mencionando los juicios que se definen por el que tiene más poder, más amigos influyentes, o maneja una billetera más jugosa.
Tenemos un congreso que es una continuación de la payasada de lo que fue el anterior, manejada por la mayoría fujimorista y su socio de siempre el aprismo, mismo congreso que entorpeció sucesivas iniciativas del ejecutivo por el simple hecho de joder por joder; un congreso anterior que obligó a renunciar a PPK por actos de corrupción, aunque ya le había bajado el dedo desde el inicio de su mandato y que trató por todos los medios de vacar a Martín Vizcarra, cuando éste se negó a ser su monigote, lo cual obligó a su disolución.
Un congreso actual, que a boca de los expertos y no se equivocaron es más de lo mismo, donde campea la ignorancia y la mediocridad, mezclados con fantasmas reciclados del pasado resucitados de ultratumba masoquistícamente como autotortura. Un congreso para analizarlo no sé, si antropológicamente o humorísticamnete y su inefable Presidente Merino, coqueteando con las Fuerzas armadas como si fueran instituciones dirimentes y sus ansias megalomaníacas de colgarse aunque sea por 7 meses o quién sabe un poco más la banda presidencial.
Tenemos un Ejecutivo a manos de un presidente que cuándo tuvo que poner mano dura la puso porque veía que su periodo era ingobernable con un congreso obstructivo y demoledor. Pero una vez inflado por la popularidad de habérsele enfrentado al legislativo, disolverlo y volverlo a recomponer, pensó que se le permitiría todo lo que quisiese.
Martín Vizcarra es aunque querámoslo o no, el mal menor, su vacancia hubiera sido junto con ésta pandemia de Covid-19 demoledor para nuestro país no solo en el aspecto económico, que de por si ya está bastante golpeado, dañando la institucionalidad y la percepción en el extranjero hacia el Perú.
Si Vizcarra aún cuenta con apoyo popular es porque en el inconsciente del pueblo se sabe que lo otro es peor, que no busca su reelección y que en siete meses se va. Creo y estoy seguro que el Congreso lo entendió y dió marcha atrás y que con la vacancia a Vizcarra, las aspiraciones políticas de los actuales congresistas que buscarían una reelección en el futuro se verían mermadas.
Es muy probable que si el congreso conseguía vacarlo, todas las leyes propuestas por el presidente, como la no reelección inmediata de congresistas y otras tantas hubieran dado marcha atrás y eso si sería un verdadero boomerang para el Legislativo por la animaversión a la que se le tiene.
Es lamentable escuchar como un jefe de estado es ninguneado por un subalterno como se pudo apreciar en las grabaciones, demostrando debilidad y falta de carácter que se supone debería de tener todo jefe de estado, las escuchas a mi entender no ameritan una vacancia como la propuesta por el congreso, pero si demuestra como se manejan y digitalizan las plazas a cargos públicos que deberían de ser por concurso y no elejido a dedo como se comprobó. El presidente si cometió falta tipificada como colusión de sujeto activo lo cual es delito y eso no debe quedar impune y debería de ser el futuro nuevo gobierno el que se encargue de las investigaciones respectivas hacia él, dada la coyuntura nacional y mundial que estamos viviendo.
No debe de quedar impune ningún delito al que se le deba de investigar a Vizcarra ya sea el caso Chincheros o cualquier otro; quién sabe si éste escándalo de las grabaciones se hubiera dado en otro tiempo de su gobierno (si hubiera sido elegido por la urnas) hubiera procedido la vacancia por el delito mencionado líneas arriba, (mas allá de lo anécdotico y farandulesco que sea el caso de Richard Swing). Se han cruzado varias coyunturas para que no sea vacado: emergencia por Covid-19, cercanía al fin de su mandato, etc.
Todos abrigábamos la tibia esperanza, que en el corto tiempo que le quedaba a Vizcarra para gobernar y las cosas positivas que hizo para darle gobernabilidad al país acabando con el enfrentameinto de poderes, sería la excepción respecto a la investigación contra la corrupción como a Fujimori, García, Toledo, Humala, Kuczynski. Pecamos de ingenuos y nos equivocamos.
El apoyo que hoy a desatado Vizcarra en contra de su vacancia y su aún alta popularidad no debe ser interpretada por su buen manejo en la lucha conta la corrupción, el crimen o el manejo conta la pandemia, debe de ser analizado como un reflejo del apoyo de la población al mal menor y al fastidio de tener que enfrentar a futuro a grupos políticos que más parecen organizaciones delictivas que anhelan nuevamente tomar las riendas del poder.
Es necesario para las elecciones del año siguiente que el electorado analice y estudie propuestas de los candidatos y agrupaciones políticas, para eso tenemos que empezar una campaña de ¨alfabetización electoral¨ por así llamarlo para que los votos de los ciudadanos no sean comprados o edulcorados con tuppers, polos o cualquier otra chuchería, así tambien cerrarles el paso a toda agrupación pro-terrorista, pro-chavista o extremista de cualquier tendencia; empecemos a eliminar los cacicazgos en agrupaciones políticas muy comunes en grupos políticos regionales.
Es imperioso limpiar nuestra política de tanto advenedizo, oportunista, ladrón, sátrapa, lambizcón aprovechador, el día que elijamos correctamente a nuestros gobernantes habremos eliminado a personajes pintorescos a lo Richard Swing en cargos públicos ocupados por tarjetazos, políticos obstruccionistas que trabajan para lobbys o narcotraficantes o también a lastres políticos reciclados que dejan escuela en otros como Martha Chávez, Rosa Bartra sin dejar de mencionar a corruptos como Edgar Alarcón por citar algunos.
Está en nuestras manos, mientras no hagamos esa profilaxis política, nuestro país estará condenado de por vida a ser un país subdesarrollado no solo económicamente sino políticamente creando las condiciones de un estado fallido del cual no quisiera ver sus consecuencias en el futuro.
José Fernado Orrego Mir
Setiembre 11 del 2020