"¡Oe ya, deja trabajar oye!"
El día
de hoy viernes 3 de octubre me levanté sin tener nada claro sobre que escribir,
tenía varias ideas pero ninguna llegaba a cuajar en mi cabeza, así que haciendo
una rápida revisada de mi Facebook me tropecé con un comentario curioso pero
muy cierto escrito por mi amigo de la universidad Felipe del Río en su Facebook
y que viene a pelo no solo para estos momentos pre-electorales municipales que
estamos viviendo, sino también para toda
esta situación general por la que está atravesando nuestro país. Esto fue lo
que él escribió y cito: “El relajo con el
que mucha gente observa y deja pasar los temas que tienen que ver con la falta
de ética, moral o principios, me recuerda a las respuestas que dan los cobradores
de esos micros conchudazos a los que uno se acerca a reclamar cuando cometen una
imprudencia, paran donde no deben o bloquean todo el tráfico... "¡Oe ya,
deja trabajar oye!"
Y es
que nos hemos acostumbrados a ver como
normal lo que es anormal a asumirla como una característica inherente muy
propia, la ventaja y el oportunismo manifestada en todos los estamentos de
nuestra vida; en los poderes del estado, en el funcionario público, en las
autoridades civiles o fuerzas del orden; en el saqueo y destrucción de nuestras
ruinas arqueológicas, en ver nuestras ciudades pintarrajeadas y con basurales en
las calles, en la apropiación de la calle por los ambulantes aduciendo que
tiene que trabajar; o ver a algún tipo común y corriente usando de letrina pública
una pared o árbol se ha convertido en parte de lo normal y aceptable entre los
peruanos. Estamos creando una cultura del “y
a ti que chu..., ¿acaso es tuyo?” en nuestros niños y jóvenes.
Es
la ley de la selva, el vivo, el pendejo que saca ventaja de la situación y que
ve como estúpido o anormal al que respeta la luz roja, al que devuelve el
cambio de más que te da un cajero o el que cede el asiento a los ancianos. La
pendejada o la criollada se celebra muchas veces como una característica positiva
y pícara del peruano cuando en realidad muestra su lado vergonzoso y más vergonzoso
se vuelve cuando un extranjero o turista del primer mundo que no está acostumbrado
a este tipo de manifestaciones nos avergüenza sin querer enrostrándonos los errores y falta de educación in situ.
Nos
sentimos orgullosos de nuestro pasado histórico, de nuestra gastronomía tan de
moda a nivel internacional, del boom económico sufrido por el Perú en los últimos
años que nos hace sentirnos ya casi que acariciáramos ser parte del primer
mundo; o de sentirnos casi una potencia económica de primer nivel dentro de
pocos años. Nada más lejos de la realidad, sin negar los logros muy positivos obtenidos
en los últimos tiempos eso no basta para ser y reconocernos como una sociedad que progresa, eso es auto engañarnos
pensando que eso es el desarrollo.
Foto: www.podestaprensa.com
No
estamos lejos de lograrlo si nos lo proponemos, pero para eso hace falta
voluntad de la clase dirigencial y tener ideas claras para llevarlo a cabo en una operación a corto, mediano y largo
plazo.
Sé que
la educación y formación comienza en casa desde los primeros años por parte de
nuestros padres y es allí donde se inculcan los valores que nos van a marcar el
resto de nuestra vida. También sé que no todos los peruanos son como los que
mencione líneas arriba, hay peruanos bien intencionados con valores que desearían
ver ese cambio de actitud, permisibilidad
y agresividad hacia nosotros mismos, a ellos va mi mensaje y a todo aquel que
quiera marcar la diferencia, un mensaje de reconstrucción y vuelta a
defender nuestros derechos y entender
que nuestros derechos acaban donde empiezan los derechos del otro. A saber cuáles
son nuestros deberes e inculcarlo a los demás; esto es sencillo partiendo de lo
mas elemental: simplemente con indicarle
al que arroja papeles a la calle a que lo recoja y no lo haga de nuevo,
a respetar a nuestras mujeres, a exigir al microbusero a que se detenga en los
paraderos indicados y no nos deje en medio de la calle, a pedir un baño en un restaurant o sitio público
y no usar los árboles o paredes de la calle, a desarrollar el gusto por la
lectura, las artes, los deportes, la investigación, el conocimiento y el saber.
Los
que vivimos, hemos vivido o visitado otros países con mayor desarrollo y
cultura cívica saben de qué estoy hablando y nos choca y molesta regresar a nuestra
tierra tan querida y amada y ver que
muchas cosas siguen igual, sin modificar o peor y nos disgusta porque vemos que
no hemos madurado como nación en cosas tan elementales como estas que he mencionado
antes.
Por
otro lado nos hemos acostumbrados a quedarnos en ese estado casi catatónico, crónico
y perenne de disconformidad, reflejado por ejemplo en esas barras bravas de fútbol
que cada fin de semana muestran su frustración
y falta de oportunidades con actos vandálicos hacia la integridad del contrario
o hacia la propiedad pública y privada, solamente atinamos a levantar los
hombros y continuar para demostrar
nuestra disconformidad o rechazo o lo que es peor mostrar nuestra indiferencia.
Renegamos
y acusamos de ladrones y oportunistas a las autoridades que elegimos, sea esta
municipal, regional, judicial, congresal o presidencial, estamos inmunizados y
vacunados con dosis de mediocridad y pasividad hacia la sinvergüencería de nuestras autoridades, solo atinamos a
quejarnos y a aceptar al menos malos de
todos, hemos aceptado como una cualidad de quienes nos gobiernan, la
falta de ética, de moral o principios que mi amigo Felipe describió en su
comentario de Facebook y no nos hemos tomado el tiempo de leer ni siquiera el
encabezado de los planes y propuestas de gobierno de los distintos candidatos,
para emitir un voto a conciencia. El
robo con obras, la improvisación con el carisma, el candidato simpaticón que
nos convence de darle nuestro voto al movimiento de una técnocumbia o ritmo de moda,
el que nos regala dádivas y cuartos de pollo a la brasa se ha convertido en los
únicos planteamientos de gobierno de los candidatos, demostrando la pobreza de
argumentos cargados de demagogia y falta de propuestas serias.
Foto Diario La República
No
permitamos que aparezcan o regresen en estas
elecciones municipales que tenemos ad portas personajes como Castañeda que han
optado por hacer del mutis como campaña, teniendo muchas cosas por explicar de
su anterior administración; o algún otro ex alcalde o alcalde
que van por una nueva reelección y que han saqueado las arcas municipales
de sus jurisdicciones a su antojo o de
aquellos que no han hecho absolutamente nada por su distrito o de esos nuevos Cesar Álvarez, Gerardo Viñas, Gregorio
Santos, Cesar Acuña y otros impresentables que han hecho de sus regiones
sus feudos extorsionando, asesinando y callando a la prensa contraria a sus intereses
o a congresistas que son una vergüenza pública para el país como los come oros,
roba cables, proxenetas para mencionar a unos cuantos.
José
Fernando Orrego Mir
Miami,
Florida 3 de octubre del 2014
Derechos
Reservados
Foto del encabezado: diario la primera 7 de setiembre del 2010
Un pais sin educacion, moral y etica elige a personas de dudosa o ninguna trayectoria.
ResponderBorrarCuando dejaremos de decir que el peor enemigo de un peruano es otro peruano, cuando un peruano destaca en algun area, los picones, renegados y envidiosos le buscan el lado negativo a esta persona.
Que diferencia al dicho criollo VALES UN PERU.
Nosotros mismos debemos hacer la diferencia, no esperemos que los politicos hagan algo, en el 2016 votemos por el mejor, no por el menos malo.
VHMG
Tienes toda la razón en tus palabras, yo vivo fuera del Perú pero estoy al tanto de lo que sucede en mi patria, una vez en Lima me tuve que pelear con un chofer de combi porque me quería dejar en medio de la avenida Arequipa por la embajada de Francia , después de varios tiras y aflojas lo obligué a que me dejara en el paradero y desperté en los pasajeros la solidaridad hacia mi persona lo que intimido al chofer. Creo que ese día aporté mi granito de arena para hacer un Perú más grande.
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