viernes, 24 de febrero de 2017

(Carlos Uribe Ramó) El adios a un amigo










                                         

Siempre es doloroso y triste hablar o hacer una semblanza de una persona querida cuándo ésta ya no está entre nosotros. Y tendemos a recordar vivencias y anécdotas vivídas como una forma de mantener su memoria viva por el cariño y aprecio que le tenemos. En este momento para mí es díficil escribir y recordar a la vez a alguien a quien yo le tengo un gran aprecio, así como a toda su familia por su forma de ser y don de gente, me estoy refiriendo a Carlos Uribe Ramó.

Carlitos en el Colca, Arequipa.
Carlos el hijo mayor de don Carlos Uribe y de doña Itala Ramó en pocas palabras era un TIPAZO, pocas personas hay como él en el mundo, era una persona con la cuál podías hablar de cualquier tema quedándote horas de horas conversando sin aburrirte y mejor si tenias una chela en la mano y sin darte cuenta del tiempo transcurrido. Siempre he querido rodearme de personas así porque aprendes de ellos por sus años y experiencia acumulados y también porque gracias a su esfuerzo y superación por salir adelante es una lección de vida para los demás.

Aunque tuve la suerte de conocerlo ya cuándo era un adolescente por los años ochenta cuando fui a vivir a Santa Catalina y mudarme justo al frente de la casa de la familia Uribe, logré hacer una amistad indestructible con su hermano Marco a quien considero uno de mis mejores amigos y con Julio (Gato) el menor de los hermanos y a través de ellos conocer al resto de la familia: Carlos, Carmen, Itala, Coco, Juana (Mama), Italo, Porfirio (Popi) y por supuesto don Carlos y la Tia Itala como la llamamos todos los del barrio.

Si bien Carlos no es de mi generación y nos vería a nosotros como a los mocosos y chiquillos de la cuadra que estaban todo el día metidos en la casa Uribe, siempre nos trato bien y nunca hizo gestos de molestia por estár nosotros metidos todo el día en la casa (aúnque para ser sincero, hoy entiendo que fastidioso debe de ser tener en tu casa a un grupo grande de chiquillos que hacen bulla, juegan a la pelota en el garage y no dejar dencansar a ninguna hora y encima joden). Es mas recordando ayer con Marco por el teléfono rememorábamos cuándo jugaba pelota con nosotros hasta reventarla a la calle o se cansaba y se iba a su cuarto.

Carlos, Geni, sus hijas Verónica y Alejandra
Imposible es, olvidar a un Carlos que demostrando con el ejemplo y con una visión paternal o de hermano mayor que ya ha pasado por lo que estamos viviendo nosotros en ese momento aconsejándonos a que siempre estudiemos y nos esforcemos a luchar por nuestros sueños y metas para ser alguien en la vida y no pensar en la inmediatez que no conduce a nada y que siempre vale la pena el esfuerzo                           para salir adelante.

Persona más honesta y recta no he conocido y eso era una virtud en Carlos, yo estoy seguro que le podías confiar tu dínero o cualquier cosa de valor y no te iba a hacer una trastada. Es más te podía aconsejar en que invertirla para que no la dilapides en tonterías, (Mas de uno puede dar fe de su integridad y honradez).

Como dije líneas arriba lo conocí de adolescente y no de niño y se que hay más de uno de mis amigos de Santa Catalina que crecieron viéndolo a él como ejemplo a seguir que podrán contar innumerables anécdotas.


Carlos y Geni su esposa en una fiesta
Solo puedo decir dos conversaciones que tuve con Carlos acá en Florida cuando estuvo hace unos años. Una era que se sentía orgulloso de sus padres por el amor y crianza que supieron infundirles a todos sus hijos y al que les estaba etern


amente agradecidos; a lo que yo le agregué: que ese amor no solo se quedaba entre las cuatro paredes del hogar de los Uribe sino que ese cariño que les demotraban los amigos a sus padres y a su familia en general era el producto de la generosidad de la Tía Itala y de don Carlos de acoger a todos con cariño como si fueramos también miembros de sangre, de su familia; algo que Carlitos me agradeció de corazón.

La segunda cosa que me dijo en otra oportunidad era que se sentía orgulloso de ver que sus hermanos menores habían logrado ser profesionales y personas de provecho a lo que yo le dije que él había sido el mejor ejemplo que pudo darles y que estaba seguro que no serían capaces de verle a la cara si ellos le hubieran fallado.
                   
POCO

Solo podré decir una última anécdota con Carlos: Un día sentados alrededor de una mesa en el jardín de la casa de Marco en Florida y con unas cuantas chelas para mitigar el calor sofocante, hablamos muchas horas de música con Marco, Carlos, Machi y otras personas más que no me vienen a la mente y coincidimos que nos gustaba la misma música y le llamó más la atención que me gustara a mí música de grupos como: Loggins and Messina, Steppenwolf, Johnny Winter y CCRevivel y en especial de ser fanático de POCO y Buffalo Springfield. Música con la cúal creció y estudió mientras fue estudiante en la Universidad de Wisconsin en los setentas.

Buffalo Springfield

 Creo que él dudó un poco de mí en cuanto a que me gustara ésta música porque me decía a cada rato que: ¿cómo me podía gustar esa música si no era de mi generación?; en especial de POCO que era desconocida en Perú, a lo que yo le respondí que a mí me gustaba esa música porque tenía hermanos mayores contemporáneos con él que escuchaban esa música y por eso me gustaba y además, que a mi me gustaba POCO, porque una vez se lo escuche mencionar a Carlos en Santa Catalina y el nombre me quedó grabado hasta que encontre música de ellos, me gustó y pude adquirir sus discos. Me acuerdo que al día siguiente le llevé de regalo dos cd copiados de dos discos míos de POCO y Carlitos, se emocionó tanto que me dijo: ¨ hace mas de 25 años que no escucho ésta música,...muchas gracias Cuchi Cuchi, ni bien me suba al carro voy a escucharlo¨. Recuerdo que ese día sus ojos verdes se abrieron tanto de la emoción por los cd que le regalé que parecía un niño con juguete nuevo.



                                                            Loggins & Messina


Carlitos de paseo a Caballo
Finalmente, por eso aunque al principio fue duro para mí empezar a escribir ésta pequeña semblanza de Carlitos Uribe, el recordar los pocos momentos pero gratos que pase con él han hecho más facíl y llevadero sentir su falta y presencia y estoy seguro que si cada uno de nosotros que los que lo estimamos y estamos muy dolidos por su partida recordáramos los momentos gratos y anecdóticos vivídos con Carlos sentiremos que su ausencia entre nosotros será menor. Carlos ahora está arriba y si bien perdimos en la tierra al amigo, hermano, esposo, hijo, padre o colega, Ganamos un ángel en el cielo que junto a la doña Itala, el gordo Eliazar y ahora Carlos cuidará de su familia y amigos.







Descansa en Paz Carlitos

con cariño

Jose F. Orrego Mir (Cuchi-Cuchi)

Miami, 24 de febrero del 2017.