jueves, 5 de marzo de 2015

El valor de la amistad: A Sergio

                  


           El valor de la amistad: A Sergio


                                                                                                            Por: José Fernando Orrego Mir

Hay una vieja frase que dice que: “uno nace con los hermanos, pero escoge a sus amigos” y no hay nada más cierto. Los lazos que nos unen a nuestros hermanos, padres, primos o tíos  se dan simplemente porque llevamos la misma sangre y  ese es el factor que en torno a ella nos aglutina. Es una unión fuerte eso lo sé, porque nuestro primer círculo de amistades se da al interior del  hogar, con los hermanos y padres en un primer momento y después con los primos y tíos;  las circunstancias naturales de ese vínculo sanguíneo, el primero de nuestras vidas,  es el génesis donde allí comienzan a formarse  nuestras primeras experiencias. Es por eso que cuando un familiar rompe esa regla y le falla a la familia (principalmente cuando se da entre hermanos) la desazón es grande y uno se lleva las más grandes de las desilusiones;  porque piensas que uno de los nuestros, la persona que lleva tu misma sangre nunca te va a fallar o clavar un puñal por la espalda a toda la familia. Nosotros no sabemos lo que para el familiar que rompe la regla es el valor de la lealtad a la familia,  él simplemente cayó en ese grupo de sangre, no pidió nacer, ni elegir,  ni venir al mundo en ese ambiente y es por eso que puede mirar al resto de sus consanguíneos con desdén y desprecio,  pues para él los valores le valdrán poco o nada.





El elegir a un amigo, amigo de verdad, es una tarea que se da espontáneamente, ya sea por afinidad de cosas, aficiones,  pensamientos o edad y se hace indestructible y más sólida con el paso del tiempo, uno puede dejar de ver a su amigo de toda la vida por veinte, cuarenta o cincuenta años, pero el reencuentro será como si nos hubiéramos visto ayer mismo. Es por eso que cuando se rompe una verdadera amistad, duele más que si uno rompe con un hermano de sangre y eso es fácil de explicar aunque difícil de comprender: al no unirnos ningún lazo de sangre con los amigos, sino la amistad pura hace más dolorosa la ruptura.
Todo lo contrario sucede cuando empezamos a elegir a nuestros amigos, no sé si les ha pasado pero uno tiene amigos de diferentes lados, situaciones y locaciones. En todo lugar y momento  podemos hacer grandes amistades, y aunque cada uno tiene igual valor hay un especial sentimiento por cada uno de ellos. En otras palabras: el sentimiento que se puede tener por los primeros amigos de la infancia (calle o Barrio) es diferente al de los amigos del colegio, universidad, trabajo o lo que sea. No digo que uno sea mejor que otro pero la sensación es distinta entre todas.  Bueno esa es mi percepción.


He querido hacer ese análisis previo de lo que representa para mí el valor de la amistad,  porque cuando uno pierde un amigo físicamente y en  especial uno tan entrañable se hace difícil poder explicar con palabras  lo que se siente, y eso es lo que me está ocurriendo en este momento, la desaparición física de Sergio Bermúdez fue para mí como para muchos que lo conocieron como un mazazo en la cabeza,  un baldazo de agua fría de saber que una persona tan jovial, extrovertida y hasta loco (en el buen término de la palabra) ya no este entre nosotros.


Sergio fue  de ese primer grupo de amigos que uno hace cuando rompe el cascarón del vínculo familiar, tanto mis hermanas Virginia  como Gaby y el que escribe,  tuvimos la suerte de conocer a los hermanos Bermúdez Rosell;  eran seis en total, dos hermanas mayores, Sonia, Silvia, luego Alejandro, y después la recordada Sandrita, Lorena y Sergio con los cuales formamos el grupo, a ellos tres, tanto mis hermanas como yo les guardamos un gran cariño y recuerdo por la amistad sincera y desinteresada  que nos brindaron y viceversa.  Por lógica aunque todos íbamos juntos,  las mujeres paraban más con las mujeres  y  Sergio y yo por ser hombres parábamos juntos. Fue una bonita etapa de mi vida que llevo guardada en el corazón, por supuesto que ese grupo no quedo allí, también estaban otros amigos a los cuales les he perdido el rastro como el chileno Miguel Concha (Sergio lo molestaba con Miguel Concha ... ¡Conchudo!), Juán (no recuerdo su apellido), y amigos del barrio de Conquistadores  también formaban parte de la collera, como Ernesto Bertoli, Gino y Rafo Salinas, Miguel Treguear, César Y Lucho Peredo, Enrico y Doménico del Solar, Jorge Y Ricardo Maehira, Gustavo Guerra, Sergio Cueto, Edgard, Arturo y Pacho Laredo Honores y perdónenme si me olvido de algún otro. 

Anécdotas con Sergio hay miles, pero como han dicho los amigos que lo recuerdan, su temperamento y personalidad lo hacían único; era de esos tipos aventados, sin tapujos,  que tocaba el timbre y se metía  sin preguntar de frente al dormitorio de uno, previa escala en la refrigeradora para asaltarla. Pero eso en vez de hacerlo un niño antipático lo hacía agradable y gracioso para mis padres.

Sergio de niño
vistiendo la camiseta de arquero
Recuerdo que éramos caseritos en el desaparecido Teatrín del Olivar de San Isidro, nos colábamos a cuanta función  se representara allí, saltando la cerca perimetral. Precisamente  allí en el teatrín me referiré a una de sus genialidades  y palomilladas: había un concurso nacional  canino organizado por el Kennel Club del Perú para elegir a los perros más finos en cada una de sus razas y no sé cómo hizo Sergio para introducirse al evento con sus dos perros chuscos, chuscos no… Chusquísimos llamados el Tiger de color negro y el otro llamado  el Mancha  porque era tricolor, chuscos y todo Sergio logró que le dieran un reconocimiento por su participación.

O como olvidar cuando nos íbamos a la laguna del  parque El Olivar para  corretear a los patos y gansos que allí había, o robarnos los botes que se alquilaban y hacer correr a los cuidadores de un lugar a otro  de la laguna  tratando de atraparnos  solo por el simple hecho de fastidiar. Finalmente me veo obligado a agregar estas dos características de Sandra, Lorena y Sergio: La típica chupada del dedo gordo  de la mano con brazo cruzado  agarrándose el pabellón de la Oreja y viendo la  televisión, (me hacen recordar a los tres monitos  que no escuchan, no oyen  y no ven); y la famosa frase característica de los Bermúdez Rosell: "La Mamá te llama". Yo sé que cada uno de nosotros tenemos varias anécdotas que contar sobre Sergio, háganlas como homenaje a su memoria, Gino tú sabes una muy buena  cuando se escapó de su casa. Anímate a contarla porque es graciosísima.

Este es mi más sincero homenaje a un gran amigo que nos dejó, a tres días de cumplir cuarenta y siete año de edad. Si bien es verdad no nos veíamos por muchos años,  estoy seguro que el reencuentro que no se dio hubiera sido muy afectuoso y amical.

Sergio con la niña de sus ojos su hija Alejandra
Me he tomado la libertad de transcribir un comentario que está después del mio, que a modo de homenaje le hiciera nuestro amigo de la infancia en común César Peredo, acerca de Sergio y sus diabluras y que invito a leer también..

Gracias Sergio por haberme escogido como amigo, tu pata, gracias por tus locuras loquito, gracias por esos años  infantiles que me permitiste compartir a tu lado, gracias por jugar a los PIRATAZZZZZ como lo decías tú, eres de esos amigos entrañables de los cuales es muy difícil romper el vínculo. Te recuerdo con mucho cariño y afecto, y aunque en este momento tengo un nudo en la garganta, de la tristeza que me embarga tu partida mientras escribo estas palabras, sé que tú desde arriba donde te encuentras no quisieras verme ni vernos tristes. A su madre, hermanos e hija solo puedo decirles que aunque perdimos en la tierra al amigo, hijo, hermano o padre,  ganamos un ángel que desde arriba nos cuida.




Fotografías: tomadas del Facebook de Sergio Bermúdez
y del grupo de Facebook Barrio de Conquistadores

José Fernando Orrego Mir

Miami, 5 de marzo del 2015

  


                        Adiós a mi amigo Sergio
            
                                                                                         Por: César Peredo



Hoy cuatro de marzo del año 2015 falleció mi amigo Sergio Bermúdez, amigo de la infancia, del barrio. Desde el día de ayer que recién me entere que estaba con cáncer terminal al hígado y páncreas, no he dejado de pensar en él y recordar algunas cosas que pasamos juntos. Sergio era un par de años menor que yo, vivía en una casa en la calle Antero Aspíllaga que es una de las calles que bordea el bosque El Olivar. La casa era antigua, tal vez de finales del siglo XIX, esas casas que tienen algo de arquitectura centroeuropea, con techos a dos aguas. La casa tenía un jardín muy grande donde había una cancha de frontón y algunos olivos antiguos, calculo que esos árboles tendrían más de 400 años de antigüedad como muchos de los árboles que aun habitan El Olivar.
En aquel  jardín recuerdo haber jugado bastantes partidos de fútbol y frontón con todos los vacilones y piconerías respectivas. Me acuerdo que en el primer piso de la casa la mamá de Sergio tenía un taller de costura y era algo grande porque tenía a varias operarias trabajando en ello. Recuerdo haber pasado buenos ratos con Sergio, muchas veces me invitaba a quedarme a almorzar con él y la empleada de la casa nos subía el almuerzo al dormitorio de Sergio. También recuerdo que en repetidas oportunidades subíamos a huevear a la azotea de su casa en donde habían algunas cosas tiradas por ya estar inservibles, lo bacán de esa azotea era que tenía una especie de escondites, desde la calle el tercer piso parecía existir ya que la fachada dejaba ver un supuesto tercer nivel, sin embargo este no existía, solo era finta, solo era fachada, como las que se utilizan en los estudios fílmicos. Este detalle era el que hacía de esa azotea algo diferente.



Sergio también iba a mi casa a jugar tapas o simplemente a huevear, me acuerdo que él no se media a la hora de hablar y disparaba las lisuras sin cuidar su lenguaje delante de los adultos, es así que mi vieja decía que Sergio era un lisuriento, que tenía boquita de caramelo, jajá. Después de unos años dejamos de vernos, yo a los 15 años ingrese al conservatorio a estudiar música y mi círculo de amigos cambio, Sergio ingresó al colegio militar y sus amistades también cambiaron. Recién hace un par de años nos reencontramos virtualmente a través del Facebook y conversamos un par de veces, incluso estábamos planeando organizar un campeonato de tapas para reencontrarnos con la gente del  barrio. Anteayer me entere a través de Fernando Orrego que estaba con cáncer terminal y desde ese momento he estado evocando las huevadas que hacíamos, siento una tristeza grande por la partida prematura del loco Sergio. Cuando me enteré, se me subió la presión por lo emotivo de la situación, tanto así que ayer tuve que ir a un centro de salud a que me medicaran algo para bajarla. Más tarde pasare por el velorio de Sergio a darle el último adiós.



Descansa en paz querido y siempre recordado Sergio.

César Peredo Medina.


Miraflores, 5 de marzo del 2015

3 comentarios :

  1. HUBO UNA EPOCA EN LA QUE PARAMOS JUNTOS TODOS LOS DIAS..EN ESA TIEMPO, SERGIO ERA EL ARQUERO DEL EQUIPO DEL BARRIO DE NUESTRA PROMOCION. ERA UN ARQUERAZO,UN TIPO AUNTENTICO QUE HACIA LO QUE SENTIA Y TE DECIA LO QUE PENSABA EN LA CARA COLECCIONABAMOS LATAS Y CAJETILLAS DE CIGARROS RECUERDO QUE SE SABIA LA CLAVE DE UNA CAJA FUERTE QUE HABIA EN SU CASA Y SE PELABA EL BILLETE PARA INVITAR A SUS AMIGOS A MANOS LLENAS. SIEMPRE COMPARTIA TODO CON SUS PATAS.
    DEPUES NOS DISTANCIAMOS UN POCO Y ENTRO EN EL LEONCIO PRADO, CUANDO SALIO DEL COLEGIO MILITAR , ENTRO AL SAN AGUSTIN..ESTABA MAS EMBALADO QUE NUNCA Y NO HUBO QUIMICA CON LOS CURAS, LA DISCIPLINA NO ERA PARA EL.. NO DURO NI UN ANIO. ESA FUE LA ULTIMA VEZ QUE SUPE DE EL., HASTA AYER QUE FERNANDO ME AVISO DE SU PARTIDA. DESCANSA EN PAZ SERGIO. HASTA SIEMPRE LOCO.

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    1. Yo recuerdo esta anécdota que me viene a la mente, cada vez que iba yo o mis hermanas a su casa y los encontrábamos viendo televisión, estaban Sandra, Lorena y Sergio chupándose el dedo gordo de la mano y con la otra mano en forma cruzada se agarraban el pabellón de la oreja, o cuando Sergio que era recontra picón te botaba de su casa: <> te decia , yo le respondia:- esta bien me botas tú, pero ahora vengo a ver a Lorena y Sandra así que me quedo- y se irritaba más

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